Presentamos una selección de poemas de Emilio Paz Panana (Lima, Perú, 1990). Profesor de Filosofía y Religión, gestor cultural y director de Revista Kametsa. Posee publicaciones en el Perú y el extranjero, siendo traducido a diferentes idiomas. Ha obtenido reconocimientos en Macedonia del Norte, China y Perú. Investiga sobre la relación entre educación, estética y poesía. Ha presentado sus investigaciones en diferentes congresos de filosofía.
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Amores que se consumen como se consume un cigarrillo
El amor se consume como se consume un cigarrillo
lento
apasionado
dejando que los labios sientan
el sabor
de aquel humo que evoca
D E S
E O
El amor se consume, como se consumen los gemidos:
entre sábanas, sobre muebles,
en el jacuzzi, en el piso.
El amor se consume, lentamente,
como los cigarrillos que se consumen
después de haber consumado
una noche de
pasión.
El amor se consume
y J A M Á S se agota.
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El amor es lo que la palabra puede sostener
El amor es lo que la palabra puede sostener.
Es lo que
la cabeza pueda pensar.
Es lo que el corazón puede
palpitar.
Es lo que los pulmones pueden
respirar.
Es lo que los huesos pueden
soportar.
El amor es lo que el universo puede crear,
el orden desde el caos,
la belleza desde la destrucción,
el sonido desde el silencio,
el Verbo que crea sin ser creado.
El amor es una vida que se dispara por los sentidos,
perforando el alma del sujeto
que
aprecia
se
asombra
mira
se
enternece
balbucea
se
identifica.
Y la palabra sostiene todos los significados del amor,
así como el cuerpo sostiene las magnitudes y los orgasmos.
El amor es lo que el Verbo
sostiene en sí.
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(Im)personal
El amor destruye / construye
como sujeto impersonal
sin misión aparente
pero con objetivo mortal.
El amor acaricia / castiga
como un puñado de abejas
que se lanzan sobre su atacante.
No hay marcha atrás para el río que avanza
como una vertiginosa gota de pasión
que desciende por el cuerpo mudo
de un amante sin acompañante.
El amor es un ente / fantasma
que se marchita con el tiempo
y que resucita al tercer día
como una lágrima de ángel
que se posa sobre un nicho vacío.
El amor es impersonal,
no identifica sujetos,
solo se coge de los sentidos
que se enternecen a la medianoche.
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