La poeta Mariela Cordero, nuestra colaboradora, esta semana nos presenta tres poemas de Carlos Asensio Alonso (Palma de Mallorca, España) Poeta, editor, sociólogo y gestor cultural. Ha publicado los poemarios Astroblema (La Isla de Siltolá, 2022), Arder o quemar (Maclein y Parker, 2019) y Dejar de ser (Chiado, 2017). Además, su poesía ha aparecido en antologías como Cuando dejó de llover (Sloper, 2021) o La casa del poeta (Trampa Ediciones, 2021) y en revistas literarias como Casapaís, Digo.palabra.txt, Mercurio, Santa Rabia Poetry, Zéjel u OcultaLit. Es cofundador del proyecto editorial Circo de Extravíos, por el cual fue reconocido como editor con el premio Young Talents de la Feria del Libro de Frankfurt en 2019. Actualmente, además de trabajar en varios proyectos de poesía, teatro y narrativa, escribe sobre literatura y cultura LGTB+ para medios como El Asombrario.
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Conjuro de la incertidumbre
Todas las cosas conocidas se elevan en un suspiro sin mácula ni variaciones de color. El movimiento de las manos anuncia la llegada del grito, el trasvase de la furia desde el interior del cuerpo hasta las profundidades del exilio. La boca se tuerce esbozando una propiedad casi mineral, invocando la magia de los fenómenos cósmicos. El cabello flota en el aire como una criatura nocturna que desconoce el camino. El sentimiento de pertenencia guía los pasos del ahogado hasta el borde del acantilado. El argumento del cielo, un día más, es la aniquilación del deseo, esa ave oscura y rebelde. Entonces llega el momento del salto y de la ceniza. Por unos instantes, desconocedores de la ciencia de la gravedad, los pies abandonan la tierra y el alma parece tomar impulso para volar.
Así se siembra la semilla de la incertidumbre.
Inédito.
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Conjuro del silencio
El silencio es un cuerpo que no es aceptado y calla para evitar el destierro y conjurar la amargura. El silencio es un cuerpo de hombre, blanquísimo y pulcro, que se esconde de la luz de determinados astros para evitar las llamaradas de ácido. El silencio avanza como la materia oscura: devorándolo todo a su paso y absorbiendo todo rastro de dolor. La estrategia de confrontación comienza con la abolición del yo y la conquista de los metales pesados. El cuchillo ceremonial es dispuesto en el altar de las ofrendas, apuntando a un lugar preciso entre la tercera y la cuarta costilla. El silencio es una cualidad de los bosques, y consiste en acumular cantidades infinitas de belleza. Entregados de mano en mano, los dones primigenios solo son un argumento más para cazar al ciervo dorado. El silencio es un copo de nieve que, suave y dulcemente, cae y en cuestión de segundos se desvanece.
Así se aprende a combatir el perverso ruido que antecede a la devastación.
Inédito.
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Muéstrale
tus ojos al fuego.
Guarda la llave primigenia
entre los músculos del antebrazo
antes de lanzar al aire
la plegaria que todos esperan.
El mundo es
y no es
un carnaval de la belleza.
De Astroblema (La Isla de Siltolá, 2022).
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