En la sección de traducción la poeta Mariela Cordero nos presenta tres poemas de Katarina Sarić, (1976). Ella vive y escribe entre su Budva natal (Montenegro) y Belgrado (Serbia). En la FF Nikšić se licenció en Filosofía y después en Lengua y Literatura Eslava Meridional; en la FPN de Podgorica está completando estudios de posgrado en Política Social y Trabajo Social. Escribe poesía, prosa y ensayística con compromiso social. Es escritora, provocadora poética y artista de performances. Es autora de 13 ediciones independientes. Su obra ha sido publicada en numerosas coautorías, antologías y colecciones, en los principales portales regionales. Se han escrito trabajos científicos sobre su poesía y prosa. Sus obras han sido premiadas, traducidas y publicadas en la región, pero también en el panorama literario mundial.
Doy hasta el último centavo por ti
Habías permanecido indiferente
apoyada en este puente construido en tiempos de Napoleón,
apretujada entre dos feos edificios nuevos de tres plantas.
El imperio de las nuevas construcciones nació sin tener en cuenta las ruinas...
ni la protección de los monumentos.
Lo siento,
no te escuché
los centavos de los bolsillos del dandi tintineaban en mis oídos,
algún frívolo disfraz...
imagen déjà vu adherida a tu revés.
Me deslicé en esta metamorfosis como a través de una grieta en el tiempo
...como si me hubiera sumido en un profundo sueño,
como si estuviera leyendo las cartas de Jelena a Nicodemo:
Eres mi pequeña.
Mi vida.
¿Cuánto cuesta dormir contigo?
¿Cuánto cuesta esta noche?
¿Aceptarías un trueque por la perla de mi abuela?
Un millón de rublos bajo el frívolo vestido de imitación de Gucci.
Cambio lo viejo por lo nuevo
Perdóname,
te he confundido con Él.
No debería haberlo hecho.
Tu chasquido de fósforos coincide con los sonidos de los trovadores...
el que he estado esperando... durante siglos...
en los bolsillos bajo su abrigo polvoriento, oculta una manzana de oro…
Me espolvoreé azúcar en la cabeza
para endulzarnos la vida,
arrojé la manzana al tejado
a distancias míticas ... a través del círculo de torneos
caballerescos.
/ No debería haber llamado al destino /.
Perdóname,
he confundido un cuento de hadas con otro.
Vendo lo nuevo por lo viejo
Y me quedé atascada en el umbral del prólogo,
ya era demasiado tarde para volver.
La perla se la comieron los cerdos y el único rastro hasta Él
se perdió,
y mi joven luna, ya casada por tu revés... por esa imagen de déjà-vu
en la que "me veía como en un espejo".
El abrigo tenía su bolsillo,
lo igual atrae lo igual.
Perdóname,
te confundí con Él.
(Fue un accidente).
Con aquel que he estado esperando toda mi vida.